Sigmund Freud hablabla de tres tipos de ansiedades: ansiedad de realidad que en términos coloquiales sería el miedo, la ansiedad moral que es lo que sentimos cuando el peligro no proviene del exterior sino de nosotros (culpa, vergüenza y miedo al castigo) y la ansiedad neurótica que es el miedo a sentirse abrumado.
Hoy me gustaría hablar un poco de la primera: el miedo.
El miedo es algo que sentimos muy a menudo. Lo sentimos cuando nos enfrentamos a algo que pensamos que nos va a herir, cuando estamos ante una duda existencial o cuando queremos probar algo nuevo que pueda llevarnos ciertas repercusiones también está allí.
A veces, elegir entre dos cosas nos provoca esa ansiedad de realidad de la que hablaba Freud, pero el miedo está en el interior del ser humano. Lo que debemos hacer es enfrentarnos a él. Cualquier cambio nos asusta y en vez de pensar en lo positivo que va a reportarnos pensamos en lo negativo que nos podría suceder si no sale bien, pero si no lo intentamos nunca sabremos qué hubiera pasado si lo hubiéramos realizado. La peor “tortura” que un ser humano puede hacerse es pensar “qué hubiera pasado si hubiese escogido ese camino…”. A veces hay que lanzarse a la piscina y no tener miedo aunque nos resulte difícil porque sino nunca sabremos cómo habríamos sido si hubiéramos elegido aquello que nos gustaba y que no escogimos.
Y tú, ¿te enfrentarás a tu miedo?
En eso estoy, me acabas de regañar con tu post… ¡mola!
GRACAIS :).
¡Hola!
Me alegro que te haya servido de ayuda, ahora ya sabes lo que toca 🙂